Aspectos generales
Como todos ya sabemos las vacunas o inmunización pasiva son una práctica que se ha realizado con mayor asiduidad en los últimos años desde su descubrimiento por el llamado “padre de la inmunología”, el británico Edward Jenner. Gracias a la labor de este hombre se ha conseguido lo que, hasta hace algunos años parecía imposible, erradicar por completo una enfermedad: la viruela. Así pues el objetivo primordial de esta práctica es generar una inmunidad.
Existen dos maneras de generar inmunidad: una es padeciendo enfermedades y sobreviviendo a ellas, es lo que se conoce como inmunidad activa (la cual se mantiene en el tiempo), y la otra es con la ayuda de las vacunas: inocular un patógeno muerto o vivo pero atenuado o fragmento del mismo para “educar” al sistema inmune sobre cómo defenderse frente a dicho antígeno. Es lo que se conoce como inmunidad pasiva.
Un gran sabio y genio como Albert Einstein dijo una vez: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y sólo no estoy seguro de lo segundo”, últimamente hemos sido testigos de hasta dónde puede ser capaz de llegar la estupidez humana por querer “desmentir”, calumniar e injuriar algo que ya se ha demostrado y que está avalado por una infinidad de casos, estudios y experimentos a lo largo de la historia, la realidad es que las vacunas salvan infinitamente más vidas de las que pueden llegar a quitar (le pese a quien le pese).
Es cierto que muchas vacunas, por no decir que prácticamente todas ellas, tienen algún efecto secundario por pequeño que sea. Algunos de estos compuestos o toxoides tienen más efectos secundarios que otros, pero eso precisamente nos recuerda que las vacunas no curan las enfermedades, es decir no son un sustituto al tratamiento tradicional de las enfermedades infecciosas. Más bien sólo son una manera de reducir el riesgo, en la medida de lo posible, de padecer una u otra enfermedad.
Además de reducir el riesgo de padecer una enfermedad (preventivamente hablado claro), las vacunas se usan también para prevenir algunos tipos de canceres como el de cérvix, la cual ES ABSOLUTAMENTE SEGURA, ya que utiliza componentes de la cápside del virus, la cual es TOTALMENTE AVIRULENTA, es decir no infecta (decir lo contrario sería tan falso como los títulos recientemente entregados por cierto centro de estudios universitarios).
Vacunación de enfermedades que son potencialmente letales
Todo estudiante de medicina que se precie sabe que es imposible vacunar a un paciente de todas las enfermedades infecciosas que puedan existir y que dicha inmunidad, se mantenga de manera indefinida en el tiempo.
En algunos casos esto es o bien porque aún no se ha podido descubrir ese antígeno o esa fracción de un germen frente a la cual el sistema inmunológico sea capaz de actuar. O bien porque es literalmente imposible desarrollar una inmunización permanente frente a un microbio que muta o cambia constantemente sus antígenos o frente a una proteína (propia del paciente en cuestión) causante de alguna encefalopatía.
Una de las enfermedades potencialmente letales en la que se ha visto que la inmunización pasiva es eficaz es la meningitis meningocócica en la edad pediátrica.
Sabemos a día de hoy que el meningococo es una bacteria causante de enfermedades por suerte poco frecuentes o raras, pero terriblemente graves e inclusive mortales.
La forma más frecuente de presentación de una enfermedad invasiva por meningococo es la meningitis (inflamación de esas estructuras de tejido conjuntivo que rodean y protegen al órgano encefálico y a la médula espinal: las meninges). Este germen afecta mayoritariamente a niños menores de 1 año de edad, seguido de los niños entre 1 y 4 años y de los adolescentes de 15 a 19 años.
La meningitis se inicia de forma aguda, y produce los 3 síntomas y signos más frecuentes y típicos de esta afección (en cuanto nos aparezcan en un paciente estos tres signos y síntomas estamos ante un caso de meningitis hasta que se demuestre lo contrario):
- Fiebre
- Rigidez de nuca: demostrada por los signos de Kernig y Brudzinsky
- Dolor de cabeza
Pero además podemos tener otros signos, como son: náuseas, vómitos y fotofobia (gran molestia por una mínima cantidad de luz).
Como dato complementario debemos recordar que podemos tener sepsis (una respuesta inflamatoria masiva del organismo ante una infección grave) meningocócica sin meningitis, situación que se da en un 5-20% de los casos. El inicio de este cuadro es repentino y es característico que presente fiebre y lesiones cutáneas puntiformes de color rojo-púrpura (llamado: exantema petequial).
Con respecto a la mortalidad de esta enfermedad vemos que su tasa actual es de 10-15% (per se ya es alta) en países desarrollados es incluso superior, de alrededor de un 20% o incluso más en los países en vías de desarrollo.
La tasa de mortalidad de esta enfermedad en nuestro medio debe su cifra en gran parte a la calidad asistencial sanitaria y a las exhaustivas medidas de prevención que se aplican (véanse las vacunas). Sin estas prácticas, la tasa de mortalidad sería muy superior al 20% de esos países en desarrollo (las tasas de mortalidad se interpretan de esta manera: por cada 100 infectados mueren 20 de ellos).
Además de las enfermedades infecciosas, existen vacunas con antígenos de microorganismos que nos ayudan a prevenir ciertos tipos de cánceres como pueden ser las vacunas del virus del papiloma humano, o en última instancia las vacunas de los virus de las hepatitis (VH A, B, D, y E, el VH C no tiene vacuna) entre otras.
Efectos adversos de las vacunas
Aunque los efectos adversos graves son muy raros en la administración de las vacunas, los que si son algo más frecuentes pero aun así siguen siendo inusuales son aquellos que ocurren en el lugar de administración del compuesto (dolor, enrojecimiento, y en algunos casos fiebre). Pero también se han descrito casos en los que, por ejemplo, con la vacuna de la gripe paradójicamente se puede contraer dicha enfermedad, por ello no es una vacuna obligatoria para todo el mundo, además de estar completamente contraindicada en embarazadas e inmunodeprimidos por ser una vacuna viva.
Conclusiones
Con esto dicho quiero recalcaros que la AEMUAX al completo, está a favor del uso preventivo de las vacunas.
Por último debo plantearos una cuestión: ¿Es preferible sufrir los efectos adversos de una vacuna, los cuales si se dan es más frecuente que sean leves, o arriesgarse a morir a causa de una enfermedad infecciosa evitable o si sobreviviésemos seria a costa de graves secuelas con el consiguiente deterioro en la calidad de vida?
Javier Lamarque Urgoiti
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