Diabetes tipo 1 y deporte



El deporte es una práctica importantísima para el control de la diabetes y
la prevención de sus complicaciones. Suele ocurrir que con el deporte
aumenten las hipoglucemias sobre todo al principio, ya que esto es un
aprendizaje complicado que se consigue controlar con la práctica
modificando adecuadamente la dosis de insulina y la ingesta de
carbohidratos.
Para mejorar y conseguir que hacer deporte no suponga una dificultad es
importante conocer muy bien cada tipo de actividad física que vamos a
practicar, ya que cada ejercicio provoca efectos muy diferentes en la
glucemia según su duración y su intensidad. Lo más importante es que
¡SE PUEDE HACER DEPORTE CON DIABETES! e incluso llegar a metas
que no tienen nada que envidiar a las de personas sin diabetes.
Es muy importante que el ejercicio se haga de forma gradual. Esto es
recomendable también en personas sin diabetes, pero especialmente en
personas con diabetes, ya que para conseguir un ajuste perfecto de las
glucemias durante la práctica es imprescindible conocer bien el tipo de
ejercicio que vamos a realizar y qué efecto tiene sobre nuestras glucemias.
Como esto puede variar mucho entre nosotros no hay una regla que valga,
y es por eso que lo mejor es ir poco a poco para tener el control en todo
momento de lo que estamos haciendo y asegurarnos de que no va a
repercutir negativamente en nuestros niveles.
Está demostrado que la práctica de ejercicio de forma regular reduce las
necesidades de insulina, ya que se potencia el efecto y acción de la misma.

¿CÓMO PODEMOS CONSEGUIR QUE NUESTRA GLUCEMIA SE
MANTENGA ESTABLE?
Cuando hacemos ejercicio nuestros músculos necesitan mucha glucosa
para obtener energía. Inicialmente utilizan el glucógeno que tienen

almacenado, pero se acaba a los pocos minutos aproximadamente y por
eso el cuerpo tira de glucosa sanguínea. Normalmente para que la glucosa
entre en las células es necesaria la insulina, pero por ciertos mecanismos
que no se conocen bien durante el ejercicio el músculo es capaz de utilizar
cierta cantidad de glucosa sin necesidad de que haya insulina.
El organismo de una persona sin diabetes detecta esta bajada de glucosa y
reduce la producción de insulina. Si esto no es suficiente el hígado
comienza a producir glucosa y a liberar la que tenía almacenada. En el
diabético hay que imitar esta reacción natural que tiene un organismo
“normal” reduciendo la dosis de insulina, pero sin pasarse, ya que una
falta excesiva de insulina puede provocar una hiperglucemia.
El ejercicio NO SUSTITUYE A LA INSULINA. Aunque estemos haciendo
ejercicio la falta de insulina hace que la glucosa no pueda entrar en
cantidad suficiente a las células y como éstas necesitan energía la utilizan
de la grasa. Esto puede generar cuerpos cetónicos y derivar en una
cetoacidosis diabética.
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María Bergia Artero

Fuente: “Diabetes tipo 1 y deporte” – Serafín Murillo

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