En Medicina no hay desigualdad







Para atisbar la primera aparición de una mujer en los anales la medicina española debemos irnos nada más y nada menos que a 1874, cuando Dolors Aleu i Riera empezó a asistir a las clases del primer curso de medicina. Tuvo que hacerlo con dos escoltas contratados por su padre.

Cierto es que desde entonces las cosas han cambiado de manera colosal. No, ya no tenemos que ir escoltadas a clase, pero eso no significa que en este camino de “rosas” no nos encontremos con menos flores que espinas. Exagerada, estáis pensando algunos. A todos aquellos que lo hacéis, y a los que no, os invito a ver este vídeo que el CEEM (Consejo de Estudiantes de Medicina), grabó el año pasado con motivo del 8 de marzo.





Esclarecedor, ¿no? Claramente, en medicina no hay desigualdad. Esos no son casos aislados. Remitámonos a los datos.


No es ningún tipo de secreto que cada vez hay más mujeres en profesiones sanitarias. Es tan simple como ir clase por clase y contar. El 14 por ciento de mujeres empleadas en España se dedican a actividades sanitarias según datos del 2016 del Instituto Nacional de Estadística. Según la última Encuesta de Población Activa en el sector sanitario el porcentaje de mujeres ocupadas es del 74,2; teniendo en cuenta tanto personal médico, enfermería y auxiliares. El 82,4 por ciento trabaja a jornada completa. Aún así la brecha salarial dentro de las actividades sanitarias y sociales es de casi 9000 euros, un 27% inferior a lo que cobran los hombres. También resulta chocante que, en general, la brecha salarial sea normalmente mayor en sectores en los que hay mayor presencia femenina.


Según un estudio de la OMC las especialidades mejor pagadas y con más complementos salariales, como pueden ser cirugía o traumatología, son feudo de hombres, lo que resulta aún más irritante si recordamos cómo en el vídeo las compañeras han manifestado la necesidad de profesores suyos de recordarles que ciertas especialidades dificultarían su papel de madres.


Así, con la conciliación familiar hemos topado, ya que es un hecho real que muchas mujeres se ven atraídas, tentadas a elegir ciertas profesiones médicas por el susurro fantasmagórico que les susurra en el subconsciente aquello de “los niños…” Hay más mujeres que se desarrollan en Atención Primaria o medicina de familia y medicina comunitaria, en comparación con especialidades donde la tecnología es más puntera y hay más hombres. Cuando una mujer acepta las responsabilidades del cuidado familiar acepta hacer menos guardias, ir a menos congresos y tener, a lo mejor un currículum más desactualizado que sus compañeros. Esta es una de las razones de que el perfil de las mujeres en puestos de responsabilidad hospitalaria sea el de una doctora en “edad ya no fértil”.


También pasa en los decanatos. De las 34 facultades de Medicina en la red pública sólo 4 tienen a mujeres al mando del decanato. De las 8 facultades que ofertan el Grado en Medicina en la Comunidad de Madrid solo tienen a una mujer al frente la URJC (Universidad Rey Juan Carlos) y la UEM (Universidad Europea de Madrid).


Además a medida que se sube en la jerarquía hospitalaria la presencia de las mujeres va desapareciendo. Según un informe de CCOO, de 229 centros de dependencia totalmente pública sólo 58 están dirigidos por mujeres. El 25%, 1 de cada 4. En Madrid de 37 hospitales que figuran en el Portal de Salud de la comunidad, sólo 8 están dirigidos por mujeres. De los grandes hospitales de la capital solo uno, el 12 de Octubre.


Sin embargo, nada de lo anterior tiene sentido si lo que te acecha como mujer sanitaria son los grandes monstruos: la precariedad y el paro. Sí, también salimos perjudicadas. El paro de mujeres sanitarias cuadriplica el de varones 82100 frente a 19300 en el último trimestre. La precariedad también nos afecta más, siendo bastante mayor el número de mujeres que llevan menos de un año en su puesto de trabajo que el de hombres.

En definitiva, aún estamos lejos de alcanzar la igualdad de condiciones en el ámbito sanitario. Son hechos, son datos, es verdad, es información. No significa que con el tiempo no podamos cambiar la realidad en la que vivimos. Para hacer el camino habrá que andarlo.
Ainara Saralegui Sáenz


Fuentes:
https://www.redaccionmedica.com/secciones/formacion/techo-de-cristal-en-la-facultad-de-medicina-4-mujeres-entre-los-34-decanos-3300

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