¡Buenos días a todos! Hoy os traemos un artículo que ha escrito nuestra adjunta de presidencia Coral Núñez Madan sobre la reciente polémica que involucra al presentador Javier Cárdenas. Como asociación de estudiantes de medicina nos vemos en la obligación de arrojar luz en estos temas así que si os gusta el artículo os rogamos que lo compartáis.
Cárdenas en la punta del iceberg
A estas alturas, pocos son los que no han oído o leído sobre el tema, pero por si quedara algún despistado, haré una breve introducción: el pasado 7 de junio el señor Javier Cárdenas (presentador de radio y televisión) hizo un desafortunado comentario durante la emisión de su programa de radio, donde venía a avivar la ya bien alimentada llama del movimiento antivacunas, esgrimiendo el argumento de que las vacunas producen autismo. Sin referirse a ninguna vacuna en particular y hablando de los trastornos del espectro autista en general, citando únicamente una frase de Obama y un audio de una mujer a la cual no se identifica. Ahora, como dijo Jack el destripador, vayamos por partes.
Abordemos primero la preocupación del señor Cárdenas por la alta tasa de TEA (trastornos del espectro autista). Si es cierto que la tasa en los últimos 10 años ha subido considerablemente, también se ha mejorado mucho en lo que a diagnóstico se refiere, se han implementado sistemas de cribado en los primeros años de vida y la psiquiatría infantil ha dado pasos de gigante. Con esto quiero decir que no es que haya más casos, es que se diagnostican, cuando antes se encasillaban en "niños con problemas para el aprendizaje", si es que llegaban a escolarizarse; es por esto que si su incidencia ha aumentado o no es algo imposible de demostrar actualmente. No significa que no sea preocupante o que deba dejarse aparcado, los TEA son un asunto que requiere mucho estudio y dedicación, y es justo por eso que ir gritando datos sin un contexto, lejos de ayudar, confunde.
Vacunas y autismo, autismo y vacunas. Son como la leche y el colacao de las pseudociencias, siempre juntos. Este romance empezó cuando un señor llamado AJ Wakefield publicó un artículo en el que defendía haber hecho un estudio que relacionaba directamente la vacuna triple vírica con el autismo, al observar la prevalencia de este trastorno en un grupo de 12 niños. Dicho estudio, además de mal diseñado, se demostró que había sido deliberadamente manipulado y que los datos que se aportaban habían sido inventados, y con "datos" me refiero a que incluso había inventado algún paciente. The Lancet, revista responsable, se disculpó y retiró el artículo, pero el daño ya estaba hecho. Eso fue en 1998 y casi 20 años más tarde seguimos discutiendo un asunto que ha sido más que ratificado, lo malo es cuando alguna personalidad como el presentador de EuropaFM le da voz.
Entonces, si tan demostrado está, ¿por qué existe esta corriente? Porque no existe más ciego que el que no quiere ver y gente que prefiere seguir adorando becerros de oro. En 2015 murieron 134200 personas por sarampión, la mayoría menores de 5 años, casi todos en países en vía de desarrollo; mientras que en la década de los 80 se cobraba unas 2.6 millones de vidas al año, sin hablar de los que sobrevivían con secuelas como la ceguera. Tétanos, difteria, viruela... La lista podría ser infinita, pero ahora no salen en la radio madres diciendo que sus hijos están ingresados con pulmones de acero porque se han contagiado de polio o que el invierno pasado uno murió de gripe. Entiendo el drama de una familia a la que le ha tocado una desgracia como las que citan muchas de las que se autodenominan "víctimas de las vacunas", pero la ciencia debe ser racional para, en esa racionalidad, encontrar la respuesta adecuada, no la más sencilla. A mi, personalmente, se me revuelven las tripas al pensar en una madre que rechaza una vacuna para su hijo y luego dona dinero a una ONG para que otra madre en África recorra 15 km a pie para que el suyo sea vacunado, continente en el que, por cierto, no se ha advertido un aumento de la tasa de TEA y sí de la supervivencia durante la infancia. Pero esto ya es solo mi opinión.
Supongo que para el señor Cárdenas todas estas cifras no significarán nada o que soy una pieza más de la conspiración farmacéutica. Espero, en cambio, sí haber convencido a aquellos que tenían dudas sobre la eficacia y seguridad de las vacunas, e invito a visitar la página del CDC para resolver las que tengan.
Abordemos primero la preocupación del señor Cárdenas por la alta tasa de TEA (trastornos del espectro autista). Si es cierto que la tasa en los últimos 10 años ha subido considerablemente, también se ha mejorado mucho en lo que a diagnóstico se refiere, se han implementado sistemas de cribado en los primeros años de vida y la psiquiatría infantil ha dado pasos de gigante. Con esto quiero decir que no es que haya más casos, es que se diagnostican, cuando antes se encasillaban en "niños con problemas para el aprendizaje", si es que llegaban a escolarizarse; es por esto que si su incidencia ha aumentado o no es algo imposible de demostrar actualmente. No significa que no sea preocupante o que deba dejarse aparcado, los TEA son un asunto que requiere mucho estudio y dedicación, y es justo por eso que ir gritando datos sin un contexto, lejos de ayudar, confunde.
Vacunas y autismo, autismo y vacunas. Son como la leche y el colacao de las pseudociencias, siempre juntos. Este romance empezó cuando un señor llamado AJ Wakefield publicó un artículo en el que defendía haber hecho un estudio que relacionaba directamente la vacuna triple vírica con el autismo, al observar la prevalencia de este trastorno en un grupo de 12 niños. Dicho estudio, además de mal diseñado, se demostró que había sido deliberadamente manipulado y que los datos que se aportaban habían sido inventados, y con "datos" me refiero a que incluso había inventado algún paciente. The Lancet, revista responsable, se disculpó y retiró el artículo, pero el daño ya estaba hecho. Eso fue en 1998 y casi 20 años más tarde seguimos discutiendo un asunto que ha sido más que ratificado, lo malo es cuando alguna personalidad como el presentador de EuropaFM le da voz.
Entonces, si tan demostrado está, ¿por qué existe esta corriente? Porque no existe más ciego que el que no quiere ver y gente que prefiere seguir adorando becerros de oro. En 2015 murieron 134200 personas por sarampión, la mayoría menores de 5 años, casi todos en países en vía de desarrollo; mientras que en la década de los 80 se cobraba unas 2.6 millones de vidas al año, sin hablar de los que sobrevivían con secuelas como la ceguera. Tétanos, difteria, viruela... La lista podría ser infinita, pero ahora no salen en la radio madres diciendo que sus hijos están ingresados con pulmones de acero porque se han contagiado de polio o que el invierno pasado uno murió de gripe. Entiendo el drama de una familia a la que le ha tocado una desgracia como las que citan muchas de las que se autodenominan "víctimas de las vacunas", pero la ciencia debe ser racional para, en esa racionalidad, encontrar la respuesta adecuada, no la más sencilla. A mi, personalmente, se me revuelven las tripas al pensar en una madre que rechaza una vacuna para su hijo y luego dona dinero a una ONG para que otra madre en África recorra 15 km a pie para que el suyo sea vacunado, continente en el que, por cierto, no se ha advertido un aumento de la tasa de TEA y sí de la supervivencia durante la infancia. Pero esto ya es solo mi opinión.
Supongo que para el señor Cárdenas todas estas cifras no significarán nada o que soy una pieza más de la conspiración farmacéutica. Espero, en cambio, sí haber convencido a aquellos que tenían dudas sobre la eficacia y seguridad de las vacunas, e invito a visitar la página del CDC para resolver las que tengan.
Coral Núñez Madan
Adjunta de presidencia de la Asociación de Estudiantes de la Universidad Alfonso X
https://www.cdc.gov/ncbddd/autism/research.html
http://who.int/mediacentre/factsheets/fs286/es/
http://medtempus.com/archives/los-pulmones-de-acero-en-las-grandes-epidemias-de-polio-del-siglo-xx/
http://www.rtve.es/television/20160314/gripe-espanola-virus-1918-40-millones-muertos-enfermedad-volvera-sintomas/1318201.shtml
https://www.cdc.gov/vaccinesafety/concerns/index.html
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